Los límites planetarios constituyen un marco conceptual importante. Esos nueve procesos fundamentales, cada uno de ellos con una serie de umbrales, representan una forma de medir la habitabilidad del planeta. Para celebrar el Día de la Tierra, en este artículo se explica cuál es el estado actual de cada uno de estos límites.
La preocupación por el uso de los recursos del planeta llevó al establecimiento del Día de la Tierra y de los límites planetarios. Estos fueron propuestos en 2009 por un grupo de científicos liderados por Johan Rockström y Will Steffen. Los objetivos principales de este sistema son evaluar el estado del planeta y tomar las medidas pertinentes para revertir o prevenir los efectos más dañinos.
Este límite, quizás el más conocido, fue superado en la década de los 90. Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que llevan produciéndose a ritmo acelerado desde el inicio de la Revolución Industrial, han sido la causa.
Ya han provocado una subida de la temperatura de 1,1 °C, pero se podría llegar a los 4 °C, lo que aumentaría la frecuencia y potencia de los fenómenos meteorológicos. Sin lugar a dudas, el cambio climático es un aspecto central, ya que afecta a todo el planeta. De ahí la importancia de extraer GEI de la atmósfera para crear un beneficio medioambiental.
Este límite está en la zona segura. Pese a que a finales de los 90 se encontraba amenazado, en la actualidad se ha estabilizado y recuperado. Esto se debe a la prohibición del uso de productos con CFC. Si esta capa se perdiera, las consecuencias serían muy graves. Por ejemplo, los casos de cáncer de piel aumentarían considerablemente.
La tala de bosques y la destrucción de hábitats naturales afectan a este indicador. Buena parte de la superficie terrestre se dedica a la agricultura. Esto permite eliminar el hambre, pero supone pérdidas que afectan a la biodiversidad. El límite seguro se sobrepasó a mediados de los 2000.
El consumo de agua dulce todavía permanece en la zona segura. Sin embargo, se está avanzando peligrosamente a la de riesgo. El planeta solo contiene un 2,5 % de agua dulce, por lo que resulta fundamental una gestión adecuada. La agricultura es, otra vez, uno de los factores que pueden empeorar este indicador.
Otra frontera superada (año 2009). El ciclo del fósforo y el nitrógeno es uno de los flujos bioquímicos más importantes. El segundo elemento es el peor parado, ya que se extrae de la atmósfera para elaborar fertilizantes, aunque el fósforo también se usa en la agricultura. Al emplear estos elementos químicos de manera intensiva, su comportamiento natural se ha visto alterado.
El límite de erosión de la biodiversidad también se excedió en 2009. Hoy en día, más de un millón de especies se encuentran en peligro de extinción. Esta pérdida de diversidad afecta a los ecosistemas, los cuales se vuelven cada vez más frágiles.
De hecho, muchos investigadores van más allá y afirman que el planeta se encuentra en medio de la sexta extinción masiva de su historia. De ser así, se generarían cambios ambientales irreversibles.
Se trata de un límite no cuantificado. Implica conocer la concentración de partículas en toda la atmósfera, algo que es imposible. Sin embargo, si aumentan los gases contaminantes, la calidad del aire se ve afectada, algo que se puede notar claramente en las ciudades más pobladas del planeta.
En el 2022, otro límite planetario se ha sobrepasado con la contaminación química llegando a su límite seguro. El uso de químicos no ha dejado de aumentar desde mediados del siglo XX. Estos alcanzan casi todos los ecosistemas y causan daños graves. Los plásticos, los metales pesados y los hidrocarburos son algunos ejemplos de compuestos tóxicos. Además, al entrar en la cadena trófica, llegan de vuelta a los seres humanos con graves consecuencias para la salud.
El límite no se ha cruzado, pero está cerca. Unos océanos con una acidez alta absorben menos dióxido de carbono. Este gas tiene un gran impacto en el efecto invernadero. Además, buena parte de la vida marina se ve afectada, especialmente los arrecifes de coral. A su vez, esto altera las cadenas alimentarias, lo que puede provocar extinciones.
Estos indicadores actúan tanto a modo de límites como de sistemas de soporte de vida. Cada uno de ellos juega un papel fundamental para la habitabilidad del planeta. Alterarlos todos supondría una catástrofe de consecuencias imprevisibles. Por este motivo, es preciso tomar las medidas adecuadas para no llegar a un punto de no retorno.
En definitiva, cuatro de los nueve límites planetarios han sido superados. De estos, dos ya han alcanzado el riesgo alto. Por suerte, aún es posible revertir su estado y mantenerlos en la seguridad. Sin duda, las soluciones digitales son un aporte clave para conseguir este objetivo.
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