La gestión de los riesgos ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) siempre han estado en el corazón de la sostenibilidad, aunque han pasado por fases. Al inicio del 2000, las primeras empresas que rendían cuentas en materia de RSC incluían la gestión de riesgos en sus estrategias y en las memorias anuales. Con el paso de los años aumentó la gestión integral de la sostenibilidad en las empresas como forma principal de afrontar los riesgos ESG. En la actualidad, las empresas más avanzadas en gestión de información no financiera conectan negocio, sostenibilidad y riesgos como un todo. Esta interdependencia que se ha creado es importante para el presente y sobre todo para el futuro de las organizaciones.
Las diferentes guías de GRI, el principal estándar para la elaboración de memorias, siempre ha incluido la descripción de riesgos. En los contenidos generales de la actual guía GRI 102 de reporting, se pide una descripción de los principales impactos, riesgos y oportunidades en el desempeño financiero, ambiental y social.
Por otra lado, los informes de Información no Financiera (EINF) son obligatorios para empresas de más de 250 empleados y usan el GRI como base. El EINF requiere que las empresas detallen los principales factores y tendencias que pueden afectar a su evolución. Así como las políticas y compromisos que desarrollan.
¿Pero qué riesgos tienen que gestionar las empresas? A continuación, los detallamos:
El Buen Gobierno es el conjunto de principios y normas que regulan el diseño, integración y funcionamiento de los órganos de gobierno de las compañías. Como recoge la actualización de 2020 del Código de Buen Gobierno de Sociedades Cotizadas, las empresas cotizadas están obligadas a presentar su informe anual de Buen Gobierno bajo el principio de “cumplir o explicar” la actividad:
Del mismo modo que las compañías de más 250 empleados tienen que especificar en su Informe no financiero su modelo de gobierno de responsabilidad corporativa, las diferentes políticas que tienen en marcha y cómo evitan la corrupción y el soborno.
Los Códigos Éticos y Códigos de Conducta también juegan un papel fundamental para evitar riesgos y mala praxis de los consejeros, directivos o empleados. Así, el Buen Gobierno es el faro que guía el buen hacer y el compromiso de las empresas con su actividad.
Los riesgos económicos, financieros y operativos son aquellos que pueden incidir en el corto, medio y largo plazo de las organizaciones. A nivel económico los relativos al desarrollo de la actividad de la compañía. A nivel financiero los riesgos a tener en cuenta serían los de endeudamiento, liquidez, crédito o los asociados a la fluctuación de los tipos de cambio. Mientras que a nivel operativo, los asociados a los procesos clave del negocio.
Sin sostenibilidad económica no se puede desarrollar las diferentes áreas y proyectos de la compañía, de ahí que su gestión sea fundamental.
Los riesgos medioambientales han ganado relevancia en las organizaciones desde 2015 con la aprobación del Acuerdo de París para limitar el calentamiento de la Tierra entre 1,5º y 2º en 2100, respecto a los niveles preindustriales, y la puesta en marcha de la Agenda 2030 que incluye diferentes Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) vinculados con el clima. Cada compañía, en base a su actividad, deberá gestionar a través de las políticas y planes el cuidad del medio ambiente, la biodiversidad, la reducción de las emisiones de contaminantes o el agua.
Los riesgos medioambientales han ganado tanta relevancia como los financieros.
Muchos profesionales de la sostenibilidad consideran que la Responsabilidad Social de las empresas empieza por el cuidado y desarrollo profesional de las personas que forman parte de la plantilla. Aquí las compañías deberían evaluar diferentes aspectos:
El plan de negocio y de sostenibilidad, que cada vez van más de la mano, deben integrar la gestión de riesgos de las compañías. Para ello las diferentes políticas en materia financiera, de buen gobierno, económica y social, así como el código ético y de conducta se convierten en el cortafuegos para evitar los riesgos. Pero las empresas deben contar con diferentes planes de actuación o contingencia para evitar los impactos negativos, que se deben de coordinar desde el Consejo de Administración y el Comité de Dirección.
Lo que ha quedado claro durante estos años es que sin una adecuada gestión de riesgos la gestión de la sostenibilidad de las organizaciones carece de visión a largo plazo.
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