Por obligación o por convicción. Era una de las frases que más se escuchaban en la primera década del 2000 cuando España vivía, al igual que otros países, el boom de los primeros informes no financieros y/o memorias de sostenibilidad, según la denominación que adquiría en cada organización.
Hace 20 años los departamentos de RSC empezaron a ganar protagonismo en las empresas, se empezaron a crear políticas y planes de RSC y Sostenibilidad que se vinculaban con los planes estratégicos de las organizaciones. Las empresas, cotizadas o no, se embarcaban en la elaboración de una memoria en la que se trasladaba una información detallada en cuestiones económicas, sociales y medioambientales a los grupos de interés, que eran impensables en la década de los 90.
A pesar de los avances, la gestión de la RSC /Sostenibilidad se veía como soft y voluntaria. Hasta que la regulación ha difuminado poco a poco esa voluntariedad. El Código de Buen Gobierno de las sociedades cotizadas de 2015 de la CNMV recogía por primera vez “la facultad indelegable del consejo de administración para promover una política adecuada de responsabilidad social corporativa, ofreciendo de forma transparente información suficiente sobre su desarrollo, aplicación y resultados”. En 2015, también se produjo un punto de inflexión en el mundo de la sostenibilidad, gracias a dos hitos: la aprobación los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por Naciones Unidas y el Acuerdo de París para frenar el cambio climático y evitar que la temperatura de la Tierra aumente no más de 1,5º o 2º en 2100, respecto a la época preindustrial.
Durante los últimos cinco años la regulación de la RSE ha ido avanzando y el debate de obligatoriedad o voluntariedad se ha ido desvanecido, sobre todo con la Directiva de información no financiera y diversidad de la UE de 2014, que cada país ha tenido que aplicar. Así, el 29 de diciembre de 2018 el BOE publicó Ley 11/2018, de 28 de diciembre en materia de información no financiera y diversidad en España, obligando a rendir cuentas a las empresas que tuvieran más de 500 empleados -desde 2021 a las que tengan más de 250- y que durante los dos últimos ejercicios, o bien el total de las partidas del activo sea superior a 20 millones de euros, o que el importe neto de la cifra anual de negocios supere los 40 millones de euros.
Esta equiparación de la información financiera y la no financiera ha impulsado que empresas que antes no rendían cuentas sobre su compromiso social, medioambiental, así como con la gestión responsable de empleados, proveedores y resto de grupos de interés, lo tengan que hacer.
El conocido como Estado de Información No Financiera (EINF) no ha cambiado mucho la gestión de aquellas empresas que llevaban años apostando por la sostenibilidad, pero para algunas se ha convertido en su primera aproximación en la gestión responsable. Ahora, estas empresas tienen la oportunidad de cambiar de perspectiva: dejar de verlo como una tarea impuesta a solventar, sino como un impulso en su compromiso con el desarrollo sostenible.
Para ello, lo más importante es simplificar la gestión, ofrecer a las compañías herramientas que les permitan no solo cumplir con su responsabilidad legal, sino también poder llevar un seguimiento de sus acciones y estrategias, y visualizar y medir el resultado de su compromiso y de sus esfuerzos. En APlanet sabemos cómo conseguirlo, y ponemos a su disposición nuestras soluciones tecnológicas:
A la hora de realizar un EINF o una memoria de sostenibilidad es necesario que los responsables de su elaboración conozcan bien la organización para describir el modelo de negocio, las políticas puestas en marcha y sus resultados, o el análisis de los riesgos asociados. Y es muy importante ser capaces de comunicar todo esto, de trasladar a los diferentes grupos de interés su desempeño según los criterios ASG.
Estos documentos se tienen que convertir en la mejor carta de presentación del propósito y el compromiso de la organización a la sociedad, pues los resultados recogidos en ellos demostrarán que su apuesta por el desarrollo sostenible es firme y rigurosa.
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