La acumulación de altas cantidades de gases de efecto invernadero en la atmósfera está disparando los efectos negativos del cambio climático: sequías más recurrentes, calor extremo, inundaciones devastadoras, acidificación de los océanos… Cada vez es más patente que la «rápida transformación de las sociedades» es la única opción para limitar estos impactos. Actualmente, el GHG Protocol es el estándar más utilizado para contabilizar y gestionar estas emisiones nocivas.
Durante los últimos años, el concepto de GEI (gases de efecto invernadero) ha ganado popularidad. Desde la declaración de «emergencia climática», se convirtió en tema de debate social y empresarial. El informe Climate Change 2021: The Physical Science Basis, de IPCC, es certero. Las actividades humanas provocan un fuerte perjuicio en la atmósfera y en los ecosistemas.
Las emisiones descontroladas de gases de efecto invernadero son una de las principales amenazas para el planeta. Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, son aquellos que atrapan el calor de la atmósfera. En este sentido, causan el denominado efecto invernadero, que provoca un aumento de la temperatura media global.
Generalmente, se distinguen ciertos tipos de GEI:
Sin duda, las acumulaciones de GEI pueden ser realmente dañinas para el planeta. Ciertos tipos, como el hexafluoruro de azufre, permanecen hasta 3000 años en la atmósfera. Pero, más allá de esto, hay ciertas consecuencias que pueden afectar gravemente a la vida en el planeta:
Una de las soluciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es el GHG Protocol. Esta iniciativa forma parte de una de las estrategias más prometedoras para luchar contra el cambio climático.
La Asociación Española para la Calidad la define como «la herramienta internacional más utilizada para el cálculo y comunicación del Inventario de emisiones». Su principal objetivo es determinar, medir, reconocer y disminuir las expulsiones de GEI hacia la atmósfera. Para ello, han desarrollado una metodología en colaboración con instituciones, empresas y entidades de todo el planeta.
El GHG Protocol es una metodología que profundiza en el conocimiento de las emisiones de GEI. De esta forma, se registran tanto las emisiones directas como las indirectas, en un análisis integral y muy detallado. Cabe destacar que en 2019 suscribió un acuerdo con Partnership for Carbon Accounting Financials (PCAF).
Este método fue elaborado por el Instituto de Recursos Mundiales y el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible. Permite medir las emisiones de todos los gases de efecto invernadero (CO₂, CH₄, N₂O, HFC, PFC y SF₆). Persigue cinco principios que posibilitan su uso en empresas de todos los países y sectores:
En la actualidad, el 92 % de las empresas del Fortune 500 utilizan directa o indirectamente métricas del GHG Protocol.
Respecto a las empresas, hay cuatro estándares que deben cumplir:
Por su parte, también es de aplicación para las ciudades y países. Entre ellos, destacan los firmantes del Acuerdo de París de 2015, que deben acogerse a estos estándares:
Como curiosidad, cabe destacar la última actualización de esta metodología. Según la organización, las ciudades deben tener en cuenta el efecto de los árboles y la vegetación en su análisis. Biológicamente, estos emiten CO2 como parte de su proceso natural de desarrollo y crecimiento.
Con el objetivo de garantizar que el análisis se ajusta a la realidad, se define un sistema de alcances. Este se corresponde con los límites operacionales del estudio, es decir, con el tipo de emisiones. Hay que recordar que este método se caracteriza por tener en cuenta las indirectas, no solo las directas.
Esta clasificación se divide en tres alcances. Las empresas deben cuantificar, como mínimo, los dos primeros. Por su parte, el tercero queda a elección de cada compañía. De este dependerá, en gran parte, la precisión y relevancia que tenga el informe final. Por tanto, pueden ser vitales para garantizar los principios que rigen esta metodología.
El Departamento de Medioambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA, por sus siglas en inglés) publicó una guía en 2009. Este documento, titulado Guidance on how to measure and report your greenhouse gas emissions, continúa siendo de vital importancia. Lo es, precisamente, porque explica cómo medir las emisiones de GEI.
De esta forma, los siguientes puntos están basados en las directrices que el Gobierno británico expuso.
La normativa consta de siete puntos clave:
En definitiva, el GHG Protocol se ha convertido en una herramienta imprescindible de cara al futuro. En un medio plazo, se puede observar un cierto impacto positivo en las concentraciones atmosféricas de gases. Mide el impacto de tu empresa y actúa por el clima. Empieza midiendo las emisiones de GEI de tu empresa con nosotros. ¡Contáctanos!
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