A pesar de que la esclavitud sea ilegal en el siglo XXI en la totalidad de los países del globo, en la actualidad se sigue practicando. El trabajo forzoso y las formas modernas de esclavitud no son casos aislados, ya que el número de personas sometidas a la esclavitud moderna ronda los 40,3 millones, incluyendo en esta cifra 24,9 millones de personas que trabajan de manera forzada. Además, esto no es exclusivo de los adultos, ya que 1 de cada 4 víctimas de la esclavitud moderna son menores y 1 de cada 10 niños en el mundo están sujetos al trabajo forzoso.
El hecho de que el crimen organizado y la corrupción perpetúen estas condiciones de trabajo que atentan contra los derechos humanos se debe al fracaso de los Gobiernos por proteger a las personas en esta situación. Con motivo de la Semana de Acción contra el trabajo infantil, hemos hecho este post para explicar esta realidad
El trabajo forzoso es el desempeñado por una persona de manera involuntaria bajo amenaza. Por su parte, en las formas modernas de esclavitud, aparecen condiciones infrahumanas de trabajo, pero no ciertos elementos que definen al trabajo forzoso. Estos criterios pueden ser la privación de libertad; la retención de salarios o documentos identificativos; la violencia; las amenazas o las deudas fraudulentas. Además de un atentado grave a los DDHH, los trabajos forzosos constituyen un delito penal.
De los 40,3 millones de personas sometidas a cualquier forma moderna de esclavitud, casi 25 millones están explotadas en trabajos forzosos. De ellas, casi 16 millones trabajan en el sector privado. Esta labor se distribuye, sobre todo, entre el servicio doméstico, la agricultura y la construcción. El 58 % de estas personas son mujeres.
Casi 5 millones corresponden a la explotación sexual forzosa. Aquí, la desigualdad se manifiesta aún más, ya que el 99 % son mujeres.
Se completan los datos de trabajo forzoso con la violencia institucional que todavía ejercen determinados países a través de sus correspondientes legislaciones. Cuatro millones de personas están condenadas a trabajos forzosos, donde esta figura continúa en vigor.
Si se divide por sexos los 40,3 millones de personas explotadas, 29 millones o, lo que es lo mismo, el 71 % son niñas o mujeres. En palabras de Walk Free, una de cada 130 mujeres o niñas son víctimas de la esclavitud moderna. Hay que sumar a esa cifra 15,8 millones obligadas a matrimonios forzosos. Si se cruza con las cifras de Unicef, cada año se celebran 12 millones de matrimonios con niñas. La desigualdad por género, sin lugar a duda, afecta a la prevalencia de la esclavitud moderna.
Las principales causas que hacen a los niños vulnerables son la pobreza, la discriminación y la ausencia de políticas sociales. Se añade la imposibilidad de acceso a un sistema educativo de calidad y los intereses económicos de algunos Estados, multinacionales u otros colectivos.
Según Save the Children, 85 millones de niños sufren algún tipo de explotación en:
La comunidad internacional intenta eliminar las formas modernas de esclavitud con declaraciones, que se espera que se conviertan en políticas activas.
El desarrollo económico sostenible solo es posible con la erradicación de la pobreza en cualquiera de sus manifestaciones y en todo el planeta. Para ello, se marca como objetivo la eliminación del trabajo infantil para 2025, así como todos los tipos de esclavitud moderna.
Esta directiva, muy esperada por las asociaciones defensoras de los DD. HH., homogeniza las legislaciones internas de algunos países europeos. Algunos se adelantaron a la directiva. Es el caso del Reino Unido, Francia o los Países Bajos.
El objetivo es obligar a las empresas a informar sobre el respeto a los derechos humanos en toda su cadena de valor.
De momento, lo han ratificado 59 países. La OIT devuelve el protagonismo a los sindicatos para acabar con la explotación laboral.
Es una de las normas de mayor alcance contra la esclavitud moderna. Afecta a todas las empresas que facturan más de 36 millones de libras y a sus cadenas de suministros. Da igual si su actividad se desarrolla exclusivamente en el Reino Unido o solo una parte. No incluye sanciones, pero sí afecta al prestigio de la marca.
Legislaciones, como la Modern Slavery Act, y la implicación de representantes institucionales, como Fernando Villegas, marcan el camino. En marzo alzaba la voz para implicar a la sociedad civil en la erradicación de esta lacra. Para las empresas, disponer de un sistema digitalizado de control es una gran ayuda para colaborar con el fin de todas las formas de esclavitud moderna.
Suscríbete a nuestro hub de recursos para estar al tanto de las últimas tendencias del sector
La Ley Ómnibus es un hito en la legislación europea que integra tres pilares normativos:…
La digitalización ha transformado los informes empresariales, especialmente con la adopción de la Taxonomía XBRL…
Acerca de este ATALK En este episodio de ATALKS, exploramos cómo la innovación, el propósito…
Al finalizar la #APLANETReportingSeason, es crucial que los ejecutivos evalúen su preparación para la Directiva…
En la era digital, la inteligencia artificial (IA) está revolucionando la forma en que las…
En el panorama empresarial actual, la sostenibilidad ya no es solo una palabra de moda,…