La ESG ha ganado peso entre las empresas de todo el mundo. Como pone de manifiesto el CEO de Patagonia Ryan Gellert: «Los humanos hemos creado problemas que amenazan nuestra propia existencia. Para solucionarlos, vamos a necesitar de todas las palancas de la sociedad». Para Gellert, las compañías son la mejor herramienta para enmendar esta situación.
Y es que, cuando se trata de que las empresas hagan «lo correcto», la persona encargada de la toma de decisiones o CEO ha de mantener un complejo equilibrio entre la filosofía, las creencias personales y el objetivo de lograr la máxima rentabilidad. De esto nace una visión cada vez más compartida por los consumidores: las empresas tienen el imperativo moral de contribuir al bienestar social y actuar para hacer del mundo un lugar mejor.
ESG y obligación moral de las empresas
En el mundo de los negocios, la obligación moral de las empresas se limitaba a respetar la ley que gobernaba las transacciones entre organizaciones e individuos. Sin embargo, esta moralidad se ha extrapolado a respetar todas las partes interesadas, lo que se ha denominado stakeholder theory.
Esta teoría considera que las decisiones de las compañías generan unos efectos amplios. Existen diferentes grupos de personas que se ven impactados por ellos, tanto dentro como fuera de la empresa. Su objetivo es el de evitar la aparición de consecuencias indeseadas. Para que esto no ocurra, se deben tener en cuenta las necesidades y derechos de los individuos afectados.
Por esta razón, surge una obligación ética en cualquier faceta del mundo empresarial. De hecho, se manifiesta en las políticas, la toma de decisiones, las ventas, los precios y también a la hora de relacionarse con el personal, los proveedores o los contratistas.
Esta visión, que fue propuesta por el filósofo Robert C. Solomon, planteaba que pueden aparecer conflictos entre los negocios, la moralidad y el bienestar social. Cuando esto ocurre, las empresas son las que deben dar un paso al frente. De este modo, se generan obligaciones morales destinadas a mitigar los problemas en los que están envueltas, como, por ejemplo, el cambio climático.
¿Qué tiene que ver la ESG con la moralidad en la empresa?
El concepto ESG se puede traducir como el deber moral de una empresa. Es decir, hace referencia al impacto moral que puede tener su actividad, sobre todo la parte de gobernanza. En este sentido, deben considerar la doble materialidad de los factores no financieros. No obstante, es necesario responder a algunas cuestiones relacionadas con el gobierno corporativo. Y estas deben buscarse más allá de las asignaturas relacionadas con la administración de empresas o con la economía.
La visión y la sabiduría filosófica podrían ofrecer soluciones, dar forma a las ideas y generar respuestas. Al fin y al cabo, la ética se encarga de categorizar los conceptos en función de si son correctos o no. Además, no se debe olvidar la moralidad. Esta consiste en la reputación o virtud de una empresa, la cual se basa en si se comparten los mismos valores que la sociedad. Por ejemplo, el 80 % de los inversores de la generación Z tendrían en cuenta el factor ESG en su selección de empresas.
Las obligaciones morales y sociales de las empresas: 5 áreas a considerar
Para asociar de la forma adecuada la moralidad y las obligaciones sociales de los negocios, se debe operar en cinco áreas. Son las siguientes:
- Centrarse en los stakeholders. Hay que ir más allá de generar valor para los accionistas. Las empresas deben impactar en las diferentes partes interesadas, para lo que desarrollarán una declaración de propósitos. Estará firmada por la junta directiva y en ella se definirá cómo crear valor para los stakeholders.
- Contabilizar los costes sociales y ambientales. El impacto del clima, las comunidades inseguras y otros aspectos relacionados deben aparecer en la contabilidad. Suponen unos costes a cuantificar, ya que los inversores podrían necesitarlos en su toma de decisiones.
- Acabar con las ganancias trimestrales. Un enfoque como este es contraproducente para el largo plazo. Además, no contribuye a dar cuenta de los impactos ambientales y sociales.
- Buscar soluciones regenerativas. Es preciso determinar el impacto que una empresa genera en el uso de los recursos naturales. Así, podrá innovar para conseguir un beneficio neto en su utilización.
- Priorizar la responsabilidad. Las empresas tienen que participar de forma activa en las comunidades en las que opera. Esto permite fortalecer su tejido, al tiempo que se apoyan instituciones sociales y cívicas.
En definitiva, la ESG ayuda a las empresas a ir más allá de su actividad económica. El razonamiento ético les ayudará a solventar conflictos económicos y sociales. De esta manera, podrán tomar mejores decisiones para desarrollar sus estrategias. Además, reportar y cumplir esta materia se está convirtiendo en una obligación financiera, ya que es sinónimo de transparencia. APlanet te ayuda a conseguirlo.
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