A estas alturas ya nadie puede negar la existencia del cambio climático. Sus efectos los comprobamos cada día: olas de calor, incendios, sequías, inundaciones, irregularidades en los patrones estacionales… Esto afecta a los cultivos, a la supervivencia de las especies, al aumento del nivel del mar… ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Desgraciadamente, el principal responsable del calentamiento global es el ser humano, y ahora está también en nuestras manos frenar este proceso. Para concienciarnos, Naciones Unidas estableció que cada 24 de octubre se celebrara el Día Internacional contra el Cambio Climático. En este post te vamos a explicar cómo una empresa puede combatir el cambio climático, a partir de cinco grandes ejes.
1. Medición y reducción de las emisiones
El primer paso para frenar la tendencia del calentamiento global consiste en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Lo primero que ha de hacer una empresa comprometida es medir sus propias emisiones de CO2 y calcular su huella de carbono. Posteriormente puede adoptar medidas para reducirla, como utilizar fuentes de energía renovables en sus instalaciones, apostar por vehículos de energías limpias en sus flotas, minimizar el consumo de papel en las oficinas y los plásticos en sus productos, instalar sistemas de iluminación LED, evitar los viajes innecesarios en los medios de transporte más contaminantes, como el avión, y sustituirlos por videoconferencias…
Además, es interesante también compensar la cantidad de CO2 generada por la empresa, por ejemplo destinando recursos económicos a la plantación de árboles capaces de absorber una cantidad equivalente, o a proyectos que eviten la emisión de un volumen similar a través de la eficiencia energética, el fomento de las energías renovables o el tratamiento de residuos.
2. Descarbonización de la cadena de suministro
Según un informe del Foro Económico Mundial, las ocho principales cadenas de suministro globales representan más del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Avanzar hacia la descarbonización de estas cadenas es fundamental, y para ello debe fomentarse la circularidad para reducir el empleo de materias primas vírgenes, renovar los procesos productivos y apostar por un modelo de transporte sostenible basado en combustibles limpios como la electricidad o el hidrógeno.
Las empresas deben ser selectivas a la hora de elegir a sus proveedores, y tratar de trabajar solo con aquellos que hayan integrado la sostenibilidad en su negocio y se preocupen por la reducción de emisiones. Además, deben hacer el ejercicio de redimensionar sus procesos, reconsiderar sus estrategias geográficas de abastecimiento y distribución o impulsar los productos ecológicos, entre otros aspectos.
3. Integración de la sostenibilidad en el negocio
El compromiso de una empresa con el desarrollo sostenible tiene que ser transversal: no es un tema de marketing, no es un tema de RSC… O no es solo de esos departamentos, sino que debe afectar a todas las áreas de la compañía y formar parte de la estrategia corporativa. Se trata de integrar la sostenibilidad en el negocio, de involucrar a toda la estructura en el ODS 13 Acción por el Clima, y apoyar de todas las maneras posibles este objetivo marcado por Naciones Unidas en la Agenda 2030 para frenar los efectos del cambio climático en el mundo.
Combatirlos desde nuestra empresa debe ser parte de nuestra misión y nuestro propósito. Para ello, debemos dar forma a nuestra estrategia de sostenibilidad a partir de un análisis de materialidad, para decidir en qué aspectos estratégicos podemos focalizar nuestra principal contribución. Además, una empresa sostenible no solo está protegiendo el planeta. También es más eficiente y productiva, lo que reduce los costes; mejora su imagen corporativa, lo que es bueno para su reputación hacia sus clientes o usuarios; y es más atractiva para potenciales inversores, por enumerar algunas de sus ventajas.
4. Innovación y digitalización de procesos
La tecnología es un factor esencial para el desarrollo sostenible. Está detrás de muchas de las innovaciones que están permitiendo a nuestra sociedad contar con vehículos menos contaminantes, practicar un consumo más eficiente de la energía, disponer nuevos materiales menos nocivos con el medio ambiente o reciclar y reutilizar materias primas para aumentar el aprovechamiento de los recursos, por citar algunas de sus muchas funcionalidades y aplicaciones. La tecnología consigue encontrar soluciones a muchos problemas de forma inteligente, y no sería posible alcanzar una economía de cero emisiones sin una apuesta firme y decidida por la innovación.
También dentro de las organizaciones hay muchos procesos que se pueden optimizar a través de la digitalización y la automatización, es importante no quedarse atrás en este sentido. Aquí entran también en juego las herramientas que nos ayudan a gestionar nuestras propias estrategias de sostenibilidad, a medir nuestras acciones y a reportar el impacto de sus resultados, avanzando al mismo tiempo hacia la transparencia de la información.
5. Sensibilización y concienciación social
Frenar el cambio climático es tarea de todos, y las empresas juegan un importante papel en esta importante misión. Pero no solo como agentes activos a la hora de adoptar internamente medidas y soluciones como estas que estamos comentando; también actuando como altavoces hacia la sociedad. A través de la puesta en marcha de iniciativas de carácter divulgativo, pueden ser un vehículo clave para sensibilizar y concienciar a la ciudadanía sobre estos grandes desafíos que tenemos como humanidad.
Las empresas disponen de recursos para dar visibilidad a causas de terceros, e incluso para poner en marcha sus propias acciones e involucrar en ellas a sus grupos de interés (empleados, clientes, proveedores, inversores), contribuyendo así a crear comunidades sostenibles y canalizando el esfuerzo común hacia un mismo objetivo para generar un impacto positivo en el planeta.
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